• Emojis en las comunicaciones: ¿Sí o no? (Y, sobre todo, cuándo)

Emojis en las comunicaciones: sí o no (y, sobre todo, cuándo)

Uy, los emojis. Esos simpáticos ideogramas inventados por los nipones y cuyo éxito se extendió como la pólvora. Qué puedo deciros de los emojis. Son tan… coloridos. Tan alegrotes. TANTOS. (No sé si se advierte el tono irónico cuando hablo de ellos).

En primer lugar, ¿sabías que a veces los usamos mal?

Ay, sí, mira, no veas el disgusto. Claro, es la consecuencia de calcar una serie de dibujitos de la cultura nipona sin adaptar. En este enlace sobre emojis mal utilizados podrás verlo más a fondo, pero como adelanto te diré que sus emociones y las nuestras tienen poquito que ver. Así que si un japonés que te gusta te manda un emoji con varios corazones no cantes victoria, que igual está diciéndote que tiene escalera de color.

Los emojis en las redes sociales

Lo dicen los gurús del márquetin y no seré yo la que diga lo contrario: los emojis molan. Y tienen un porqué. O mejor, dos:

  1. Expresan emociones con las que se sustituye la palabra.
  2. Logran un mayor impacto visual porque aportan color.

Pero ¿está bien usarlos siempre o no?

Pues sí… y no. Me explico. En una información comercial, comprendo esa tendencia —casi abusiva en mi opinión— por el uso de los dibujitos.

En primer lugar, hay que distinguirse de la competencia. Si sigo en Twitter a dos empresas del mismo perfil comercial y una aliña sus comunicaciones con simpáticos monigotes, mis ojos se van a ir a esa, por supuesto. Pero ¿dónde está el límite? Quiero decir, ¿alguien encontraría serio que un perfil profesional diera sus condolencias a un famoso recién fallecido y lo acompañara con una manita diciendo adiós?

El tono, siempre el tono

Por tanto, y para abundar en este asunto, los emojis en comunicaciones están bien siempre y cuando acompañen mensajes positivos, alegres. Más allá de lo que puedan decir los másteres del Universo de este mundo, creo que debe primar el buen gusto y el sentido común. Y aprovecho para dejar aquí una frase que tengo más manoseada que la toalla del gimnasio: «Ante la duda, sentido común». Si uno no sabe qué hacer, que el buen hacer le guíe.

Cuándo usar emojis

Se me ocurren distintos ejemplos, pero seguro que hay muchos más:

Cuando queremos apoyar a un famoso deportista ante un evento

Esos brazos marcando bíceps, las palmas o cualquier otro pictograma indicando buen rollito están muy bien.

Si dicho deportista (o equipo de baloncesto, o de fútbol) se ha alzado con el trofeo

Muchas más palmas, más bíceps, copas y hasta la flamenca si os viene en gana. Todo es alegría y ese tipo de tuits o comentarios en Facebook serán muy bienvenidos por tus seguidores.

En los tuits en los que se promociona una oferta

Muy bien también. Estamos tratando de atraer a nuestros seguidores, intentando que compartan nuestra información. Deditos señalando al asunto que queremos destacar, moneditas o lo que os venga en gana siempre dentro de los límites de la decencia y el buen gusto (que os conozco).

Si vais a hacer un concurso

¡Estupendo, sobreabundancia de emojis por todas partes! Entiendo el interés por destacar. Pero vuelvo al origen de lo que trato de decir: usadlos con cabeza. No tratéis de formar jeroglíficos egipcios con los dibujitos. Un toque, un guiño, un detalle: perfecto. Narrar la vida de alguien en emojis es algo que solo borda Jorge Ponce.

Cuándo NO usar emojis

Pero fíjate. Hay determinadas informaciones en las que los emojis frivolizan lo que decimos, y obtenemos un efecto deseado al contrario.

En informaciones luctuosas

Lo que decía antes. Si decimos que lamentamos la muerte del venerable Pepito a los 83 años y añadimos la carita de un anciano, puede que más de uno piense, y con razón, que nos estamos choteando. Stop en el nombre del buen gusto.

Cuando te diriges a un público que no está familiarizado con ellos

Entiéndeme, compréndelo: no todo el mundo usa los emojis de la misma forma. Ni con la misma frecuencia. Es más: hay gente que no usa los emojis. Sí, sí, como lo lees. Y que puede incluso que tenga un perfil de Facebook. Si me dirijo a un rango de edad superior a los 50 años, es probable que no tiren de monigotes con la misma alegría que tú. Si llevo la cuenta del Colegio Profesional de Ingenieros de Caminos, poniendo señores con casco de obrero al hablar de un proyecto no creo que vaya a ganar muchos amigos.

Lo de siempre: sentido común.

Un caso muy reciente de emojis mal utilizados

Toda esta literatura viene al caso por los trágicos acontecimientos sucedidos en Galicia y Asturias estos días atrás. Quien más, quien menos, todos hemos quedado consternados por las decenas de incendios que han arrasado montes y se han llevado por delante cuatro vidas. Por no hablar de los animales.

Consternación es, seguramente, la palabra que nos viene a todos a la mente al pensar en esto. En pocos minutos, las redes sociales echaron humo (perdón por la expresión, que no puede ser menos oportuna). Unos solicitaban voluntarios, otros agradecían la ayuda, otros más explicaban la situación. Los hashtags #ArdeGalicia, #ArdeAsturias y similares coparon las tendencias de varios días.

Y hete aquí que sendos perfiles oficiales colgaron estos simpáticos tuits:

El tuit de Cristina

Comenzaré por Cristina. Veréis. No puedes, en medio de un desconsuelo como el que estaban viviendo los gallegos, plantar, en este orden:

-Un fueguecito cuqui;

-Un pinito primoroso;

-Unas gotas de agua monísimas;

-Un coche de bomberos de los Micromachines;

-Una ambulancia de Doctora Juguetes.

No soy yo frivolizando: los emojis, inevitablemente, resultan frívolos. Es así. Son dibujitos amables, que edulcoran los mensajes. Como lo que quieres es expresar la ayuda que aporta la Comunidad de Madrid, se hace un comunicado austero, explicando lo que se ofrece desde allí para aliviar en parte el drama. Esos dibujos no ayudan en absoluto al mensaje. Si no, podéis ver en esta selección de tuits cómo el resultado se le volvió claramente en contra.

Los emojis del Ministerio de Defensa

Si bien el tuit del Ministerio tiene quizá otro tono, el bomberito, el coche de bomberos y la bandera no aportan más que superficialidad. Lo lamento, gurús del márquetin, pero como usuaria de las redes lo percibo así (y me consta que no soy la única). En casos de crisis como ha sido el de los incendios de Galicia, lo mejor es meterse los emojis en… la carpeta de los emojis.

‘Emojílogo’

Muchos habréis concluido que no soy gran amiga del uso de estos ideogramas. Reconozco su eficacia en ciertas comunicaciones y estoy segura de cuánto aumenta el porcentaje de apertura de correos y tuits ver colorinchis en ellos. Pero a veces toca ponerse serio. Y cuando toca, mi consejo es dejar de lado a nuestros amiguitos amarillos y sacarlos a pasear en mejor ocasión.

2017-10-19T12:22:41+02:00 18/10/2017|Sin categoría|Sin comentarios

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